Los hipopótamos introducidos por el narcotraficante Pablo Escobar en su zoológico privado en la década de 1980 se han convertido en un problema ecológico de gran magnitud en Colombia. Esta colonia, inicialmente compuesta por cuatro ejemplares, ha crecido desmesuradamente hasta alcanzar la cifra preocupante de 170 individuos, amenazando la biodiversidad del país.
Para atajar el crecimiento descontrolado de esta población de hipopótamos, el gobierno colombiano ha implementado un programa de esterilización. Este proceso, realizado bajo anestesia general, resulta sencillo y seguro. Consiste en capturar a los hipopótamos y administrarles una inyección de una hormona que inhibe la producción de espermatozoides u óvulos.
Desde su inicio en 2022, el programa ha esterilizado con éxito a más de 50 hipopótamos. El objetivo primordial es esterilizar a la mayor cantidad posible de esta población para detener su crecimiento desmedido.
Adicionalmente a la esterilización, el gobierno colombiano contempla la posibilidad de trasladar algunos de estos hipopótamos a otros países. Entre las alternativas se encuentra México, donde el santuario Ostok, localizado en Culiacán, Sinaloa, se ha ofrecido para albergar hasta diez ejemplares.
El santuario Ostok, una reserva natural de 200 hectáreas, cuenta con las instalaciones idóneas para el cuidado de los hipopótamos. Su ubicación remota minimiza el riesgo de que estos animales representen una amenaza para las personas o los ecosistemas locales.
Aunque el traslado de los hipopótamos a México sigue en estudio, de concretarse, constituiría un paso significativo en la resolución del grave problema ecológico que estos animales representan en Colombia.
Cabe resaltar que esta especie es considerada de las 3 más agresivas, peligrosas y territoriales del mundo animal, y son responsables de alrededor de 600 muertes al año en África; solo que el hipopótamo no es tan mediático como los leones o elefantes.
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