Bogotá, 29 de octubre de 2023
El Pacto Histórico, la coalición política del presidente Gustavo Petro, sufrió una dura derrota en las elecciones regionales de Colombia celebradas este domingo. El movimiento no logró ganar ninguna de las alcaldías principales del país, incluyendo Bogotá, Medellín y Cali.
Esta derrota es un duro golpe para el Pacto Histórico, que apenas un año atrás llevó a Gustavo Petro a la presidencia de Colombia. La coalición se ha visto debilitada por el rotundo fracaso de las políticas de gobierno y por la caída de la popularidad del mandatario.
Las políticas de gobierno actual han sido un verdadero fiasco. La inflación ha alcanzado niveles históricos, la inseguridad ha aumentado y la economía se ha estancado.
El gobierno de Petro ha implementado una serie de medidas que han tenido un impacto negativo en la economía colombiana. La reforma tributaria, que buscaba recaudar recursos para financiar las promesas de campaña de Petro, ha aumentado la carga tributaria para los colombianos. La reforma agraria, que buscaba redistribuir la tierra, ha enfrentado la resistencia en los partidos políticos tradicionales que lo ayudaron a ser elegido.
La seguridad también ha sido un problema importante durante este período que apenas tiene un año. El número de homicidios ha aumentado y la delincuencia se ha extendido a zonas que antes eran consideradas seguras.
Descontento generalizado
Este sentimiento ha sido un factor clave en la derrota del partido del gobierno en las elecciones regionales. Muchos colombianos consideran que el gobierno ha sido demasiado radical, que no ha cumplido sus promesas de campaña y que no ha sabido concretar acuerdos con otras corrientes políticas.
Consecuencias
La derrota del Pacto Histórico tiene una serie de consecuencias para la política colombiana. En primer lugar, debilita al movimiento de izquierda y dificulta su victoria en las elecciones presidenciales de 2026. En segundo lugar, fortalece a la derecha y abre la posibilidad de que un candidato de este sector gane las próximas elecciones presidenciales, además facilita el camino al viejo clientelismo y corrupción que se creía, comenzaba a superarse.
El movimiento de izquierda, que apenas un año atrás parecía imparable, ahora se enfrenta a una serie de desafíos que pueden dificultar su futuro o amenazar su existencia.
El partido de gobierno implosionó desde el mismo núcleo de la familia presidencial. Nepotismo, corrupción, abuso de poder y un sinnúmero de escándalos ligados a la entrada de dinero ilícito a la campaña del hoy presidente.
A la fecha de hoy, la ingobernabilidad reina en varios departamentos de la nación, y se ha involucionado hasta llegar nuevamente a escenarios de violencia que no se veían hace décadas.
Se debe hacer hincapié en que los colombianos no querían resultados rápidos o en meses. Estaban conscientes que un cambio profundo podría tomar todo un período de gobierno, o más, sin embargo, se encontraron con un retroceso vertiginoso en todas las áreas que ejercían un impacto directo sobre ellos. Tropiezos súbitos en economía, educación, salud, seguridad e infraestructura pusieron el punto final a una actitud soberbia e ineficiencia de Gustavo Petro, uno de los presidentes más impopulares del planeta.