Acuerdos polémicos entre Colombia y Venezuela: ¿Turismo frente a economía minera y energía compartida?

La reunión entre el presidente de Colombia y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, ha concluido. Desde el principio hasta el final, se notó una gran empatía entre los dos mandatarios, así como entre sus esposas; tanto es así que Maduro bromeó diciendo que las dos primeras damas habían estado hablando durante más de 4 horas sin parar.

 

La jornada arrojó, al menos públicamente, dos puntos principales y polémicos:

 

  1. Turismo y paz: La creación de distritos turísticos en lugar de economía minera implica la sustitución de actividades extractivas, como la minería, por otras menos depredadoras, como el turismo. Se mencionó la reactivación de los viajes bidireccionales a lo largo de la extensa frontera entre ambos países, con el objetivo de fomentar el turismo hacia ciudades colombianas y destinos como el Parque Canaima y la Amazonia venezolana.

  2. Principio de Integración Energética: Ambos países acordaron mitigar el cambio climático a través de proyectos de energías limpias. Se planea llevar electricidad a Venezuela y recibir combustibles fósiles, como el gas, desde el país vecino. Las dos naciones se encaminarían hacia economías descarbonizadas, según expresó el presidente colombiano.

 

«Puede que Ecopetrol se convierta en socio de PDVSA», mencionó Petro al referirse a la explotación de los recursos «restantes» en tierras venezolanas.

 

«Quizás el próximo año, Venezuela sea uno de los motores para reactivar la economía colombiana», agregó Gustavo Petro durante su intervención en la conferencia de prensa.

 

La economía colombiana se está desacelerando dramáticamente y está al borde de una recesión. Llama la atención que el presidente Petro busque que PDVSA, la empresa estatal petrolera venezolana, obtenga divisas por la venta de combustible. Petro estaría lanzando un nuevo salvavidas para que la casi extinta empresa petrolera sobreviva. Sería un apoyo adicional al ofrecido por el presidente Biden, a cambio de que la dictadura garantice un proceso electoral transparente en 2024.

 

Colombia y Ecopetrol, por su parte, no recibirían un solo centavo, excepto un porcentaje mínimo de las utilidades provenientes de la extracción en territorio venezolano bajo el control de PDVSA. Colombia fortalecería la economía de Venezuela a través del petróleo y la explotación de combustibles fósiles en el país vecino, pero rechazaría y trataría de frenar nuevos contratos de exploración en su propio territorio.

 

Por otro lado, la idea de una reapertura total de la frontera para el desarrollo de una industria turística libre no parece tan mala, y hay que reconocer que cortar todas las comunicaciones con el gobierno venezolano, rompiendo relaciones, trajo más perjuicios que beneficios a Colombia. De hecho, la mayoría de los candidatos a la Presidencia de Colombia aseguraron en su momento que las restablecerían en caso de ganar, reconociendo que fue un error. En eso, Petro tiene razón.

 

Ya ha titulares de prensa como «regalan a Ecopetrol». No es para tanto; solo que hay incongruencias entre lo que promulga el actual gobierno colombiano, y lo que terminan haciendo.

 

Por
@CaciquePanche

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